
El sector de la fontanería está experimentando una importante transformación gracias a la incorporación de tecnologías inteligentes para la detección temprana de fugas de agua, un problema que afecta cada año a miles de viviendas y empresas en toda España.
Empresas del sector están adoptando sistemas avanzados de detección acústica, cámaras térmicas y sensores conectados por IoT (Internet de las Cosas) que permiten identificar fugas ocultas sin necesidad de realizar obras invasivas. Estas soluciones no solo ahorran tiempo y dinero al usuario final, sino que también suponen un avance en la eficiencia hídrica y la sostenibilidad.
Según datos recientes del Instituto Nacional de Estadística, las fugas no detectadas representan una pérdida anual de más de 50 millones de litros de agua en el ámbito doméstico en España. Este desperdicio podría evitarse en gran parte mediante revisiones periódicas y el uso de sistemas inteligentes.
Además, las nuevas normativas europeas en eficiencia de recursos están impulsando a comunidades y administraciones públicas a invertir en mantenimiento preventivo de instalaciones hidráulicas, lo que está aumentando la demanda de profesionales cualificados y empresas con formación técnica actualizada.