
Otro de los factores que explican este aumento es la edad de los equipos. Muchas calderas superan los 10 o 15 años de uso, y aunque siguen funcionando, lo hacen de forma menos eficiente, con mayor riesgo de averías y consumos más elevados. Algunas incluso ya no cumplen con la normativa vigente en materia de seguridad o emisiones.
Ante esta situación, los expertos recomiendan no esperar a que el sistema falle, y revisar elementos clave como:
Válvulas de seguridad y purgadores
Nivel de presión del circuito cerrado
Estado del intercambiador de calor
Correcto funcionamiento del termostato y de los sistemas de encendido
Posibles obstrucciones o presencia de aire en los radiadores
Además, se aconseja a los usuarios valorar la renovación de sus equipos por modelos de alta eficiencia energética, especialmente si se combinan con sistemas de control inteligente o fuentes renovables como la aerotermia.